domingo, 23 de diciembre de 2012

¡FELIZ NAVIDAD PERUANA!

RINCÓN DEL DIBUJANTE les desea una FELIZ NAVIDAD a todos los amigos y seguidores de nuestro mundo de viñetas, cómics y afines. Acompañamos nuestro sincero saludo con esta bonita y emotiva ilustración de Pablo Marcos que fue publicada en "Estampa", suplemento dominical de "Expreso", el 25 de diciembre de 1966. ¡HACE 46 AÑOS!, nada menos...

domingo, 16 de diciembre de 2012

¡"EL MUNDO DE KARRY" SALE CON TODO!

Hasta que por fín llegó el esperado lunes 17 de diciembre para poder tener entre nuestras manos "El Mundo de Karry", quincenario de humor encabezado por nuestro siempre jovial colega y entrañable amigo Julio Carrión Cueva, quién nos brindará en sus páginas el mejor y más fino humor del Perú y del mundo. Desde ya creemos que esta publicación marcará todo un hito en nuestro medio, pues no son pocos los humoristas extranjeros que se han sumado esta jocosa publicación, la misma que contará también con los mejores de nuestro medio. Precisamente, Fernán Salazar, reconocido periodista y autor de las más populares columnas de humor, será otro de los baluartes en este quincenario. Por ello, desde este lunes, todos los peruanos tenemos un motivo más para alegrarnos la vida gracias a Karry y toda su mancha...¡¡Salud por tu Mundo, Karry!!!

Karry, para el Perú y el Mundo

miércoles, 12 de diciembre de 2012

PALAO BERASTAIN EXPONE NUEVAMENTE EN MIRAFLORES



Luego de muchos años de ausencia, el genial acuarelista  arequipeño Luis Palo Berastain expone nuevamente sus obras en la galeria de arte "Eduardo Moll" de Miraflores. Una nueva oportunidad para los amantes del arte -y en especial para los seguidores de este genial acuarelista- de admirar sus últimas 12 obras.

Luis Palao Berastain: "Faltan pintores que pinten el cielo mientras siga azul"

Desde Arequipa, el Maestro errante de las acuarelas reflexiona sobre su peculiar arte y sobre la selección de sus obras que se expondrán desde hoy en la galería de arte Eduardo Moll

Por: CATHERINE CONTRERAS

Una parte del acuarelista errante está en Lima. Son 12 pinturas suyas las que han llegado desde Arequipa a la galería de arte de Eduardo Moll, donde se inaugura hoy su muestra individual número 12. El barbado artista no ha venido; sabemos que evita la capital. De hecho, hace 12 años que no la pisa. Pero le robamos 30 minutos de conversación telefónica.
¿Dicen que está en Arequipa hace tres años?
Bueno, estoy un poco en Arequipa, dando vueltas por ahí, un poco, también. No tengo un lugar fijo.
No es que se haya vuelto citadino…
No, no, para nada. Al contrario. La ciudad no, ¡Dios mío! No creo que haya espacio en la ciudad para alguien que está vagando nada más. Lo que pasa es que allá en Calca la cosa se puso media incómoda: hubo una señorita que escribió en una guía de turismo el nombre Luis Palao, acuarelista y Calca, y yo no lo sabía, y de pronto tocaron la puerta de donde yo vivía, eran unos gringos, ¡ay no! Y les dije que yo no vendía cuadros, y que me dejen en paz. Y otra vez, igual.
Eso alteró su tranquilidad…
Sí, porque la verdad yo no sé tratar con esa gente, con turistas y esas cosas. Entonces me fui a otro sitio, estuve dando vueltas, y de pronto encontré otro sitio, y en esas ando rodando.

¿El señor Eduardo Moll (galerista que expone desde hoy su obra) me contaba que “La Rosa de los Vientos” es el nombre de un restaurante?
En un momento unos amigos medio vagabundos hicieron un pequeño lugar donde comíamos, tomábamos y cocinábamos. Se llamaba La Rosa de los Vientos. La última vez que estuve por allá -porque todo esto es una cosa como de nostalgia- quise dibujar las espadañas con las campanas, el Monasterio de las madres al costado, el callejón de las Siete Culebras que tiene ahí como 50 años y al otro lado el Seminario de San Antonio. Se me pasaban los días, y el año pasado quise dar una vuelta por ahí y dibuje apoyado en la pared donde estaba el restaurante (que ahora ya no existe). Entonces para mí era lo que se veía de La Rosa de los Vientos, de la puertita, frente a la Plaza de las Nazarenas. La intención era, qué se yo, estas cosas que arriba hay mucho cielo, mucha lluvia, encima las piedras que pusieron los españoles, con las campanas, las tejas, el barro, las puertas, las ventanas y abajo los muros incas que es un lienzo de piedras que tienen miles de ángulos. Entonces me pasaba dibujando todo lo que se podía, y después salpicarlo de agua así como llovía… Y bueno, uno lo hace para su propia recreación, no para la gente, ¡para nadie! Con el dolor de mi alma mandé estas pinturas.
¿Se le hace muy difícil separarse de sus obras?
¡Es horrible ah! Claro, lo ideal sería, qué sé yo…
¿Prestaditas nomás?
No, ni prestadas. Si se da cuenta, de todos los dibujos del Cusco que hice este año quedan unos más acertados que otros. Muchos tienen más errores que el que está ahí, y mucho se estudian los detalles de las puertas y las ventanas, hasta que por fin se construye uno, ¿no? Y de ahí me fui a Coporaque, donde hay otro paisaje todo extendido, con un campanario en el centro. Regresé por Ollantaytambo, cargando los cartones, los papeles, y después ir a Paucartambo a pintar a Josefina que canta, y después a Chumbivilcas a pintar un retrato de Fortunato que es un hombre que fue un domador de caballos, torero, agricultor, constructor de casas, y estaba parado frente a mí, y siempre lo he dibujado durante años. Entonces, estas cosas tan sencillas que son 10 o 12 pinturas es el recorrido de, si usted agarra un mapa y ve, los dos hombres que están con sombrero de paja los he pintado aquí en dos arenales de Arequipa, y justamente un pueblo se llama El Arenal y el otro Cocachacra. Los de Cotahuasi, que allá hay una cotahuaseña, y subí allá para pintar…

¿Qué carga en su mochila usualmente cuando sale a los pueblos?
Bueno, no es que salgo. Salí cuando tenía 15 años de mi casa, pues. No salgo porque ya no voy a buscar, o sea es lo que uno encuentra. Lo que llevo es algo muy simple: un block de apuntes como cuando uno iba al colegio, una cajita de acuarelas, un plato de lata para poner los colores que uno va preparando, los pigmentos que son tierras de colores que yo preparo, un poco de goma, un poquito de glicerina si lo hubiera, un par de brochas, lápices normales y papeles que los venden también por aquí y por allá, dos hojas … Antes llevaba una banquita, pero ya la verdad que la edad, ya es demasiado.
¿El 18 va a estar de cumpleaños: cumple 69 años?
Sí, Dios mío, y no me recoge no sé por qué.
¿Pero si todavía tiene tanto que aportar?
Yo no tengo tanta seguridad en eso, eh. Y bueno, la mochila que con el tiempo se vuelve más llena de remedios que de colores. Si antes había una pequeña bolsa al lado izquierdo para llevar remedios, pastillas para el dolor de cabeza, para el estómago, qué se yo, y al otro lado estaban chisguetes y brochas, ahora hay que llevar más remedios que colores. Gracias a Dios no los uso, pero hay que llevarlos.
¿Siempre hay que estar listo no?
Y después una bolsa de dormir y pedir alojamiento o qué sé yo. Y subirse a un ómnibus… Yo prefiero ir en camión siempre, más holgado, más tranquilo, es más amplio y va más lento, se puede mirar mucho más. O sea cuanto más demora el viaje se mira más. Por ejemplo, Coporaque, estaba seguro de que iba a bajar en el pueblo, pero cuando vi toda esa pampa de casas viejas, y piedras y adobes y techos, y la gran nave de la Iglesia, llena de calaminas destartaladas, y el templo que todavía estaba parado. Todo ese horizonte, cerca de Chumbivilcas, entre Sicuani y un pueblo que se llama Arenilla y después queda Coporaque… inmediatamente hay que gritar al chofer ¡bajan, bajan! Y me dicen ‘¿pero no ibas al pueblo?’. ¡Ya voy después, ya! Y cuando me quedé en el suelo, pucha, había un montón de tierra encima mío, que casi lo tapaba el tema. Pero del camión, de arriba, se miraba bien. Pero dije, tierra o no tierra, ahí al borde del rio me iba a dibujar. Entonces, uno nunca sabe dónde se va a parar a dibujar. Y bueno, ahora que eso llegue hasta Lima, donde el Sr. Moll, que amablemente nos invita. Pero si no estarían amontonados los papeles en el cuarto del hotel o dejados en Calca, en Cotahuasi, en Chumbivilcas, en Coporaque o en El Arenal aquí en la costa. Era difícil escoger unas pinturas.

¿La selección que ha hecho le gusta mucho a Ud.?
Yo no sé si pictóricamente sean buenas, la verdad. Yo no he estudiado pintura, nunca he ido a una escuela de Bellas Artes, no he tenido maestros para que me formen. Lo he tratado de hacer prácticamente con lo que algún profesor en el colegio, en la escuela primaria, me enseñó a hacer acuarela. O sea puse un poco de pigmento que compramos en la ferretería, un poco de goma y glicerina que compramos en la farmacia, y mi madre que era enfermera y mi madre médico que me decían más o menos dónde podía encontrarla… Y mezclar y en pequeños pomitos de vidrio hacer la mezcla, cerrarlos, ponerlos ahí, y pintar con pinceles que el profesor nos hacía con pelos de las orejas de buey o vaca que se metían en pequeñas cañas que son las de las plumas de las gallinas o de los patos, y se amarraban ahí y se hacían pincelitos. Y creo que es la misma fórmula hasta el día de hoy.
¿Usted mismo hace sus pinceles?
Muchos de los pinceles los prefiero hacer yo. Los hago un poco más largos, y si se gastan los voy jalando. No es cosa del otro mundo, es que me gusta que queden un poco toscos. Los veo que son tremendamente fuertes y los pinceles son dos sobadas y… mientras que yo amarrándolos así cada vez puedo agarrar más y puedo poner más cola, y siguen trabajando. Bueno, había un tratado de pintura del año 1,400, la época de Leonardo, y con esas fórmulas se preparan también los lienzos. Yo nunca he pretendido ser un pintor, señorita, primeramente.
Eso es lo que he leído de usted…
Solamente me ha gustado representar y pintar, porque cómo no voy a… O sea, lo que yo pinto es de lo que me quedo embobado: al mirar esa arquitectura del Cusco, así tan fantástica; cómo no voy a dibujar a una chiquita con su falda bien grandota porque la heredó de la hermana mayor. Es pintura que por supuesto no tiene nada que hacer hoy en día con el arte contemporáneo, igual aquí en Arequipa o en el Cusco, pero miran esto, no sé, no sé por qué el Sr. Moll me invita.
Pero en Arequipa yo vi una vez una obra suya en el Museo de Arte Contemporáneo…
Pusieron una, sí. Pero exponer el trabajo que he recorrido este año, así como un poeta escribe un poemario. El cuartel de invierno, por decir, aquí en la casa de mi hermano, que me hospeda cada vez que aparezco, como muchas otras personas en otros pueblos, donde me van hospedando, me van reteniendo…
¿Y dígame, el apellido Palao de dónde es?
Es de Arequipa. Mi padre era de Arequipa, mi madre era de Lima. Por eso tampoco nunca me he sentido arequipeño, no me identifico con Arequipa. Porque mi madre era de Lima y la familia Berastaín está en Lima. Siempre que he ido al callejón de Huaylas, Cajamarca, Piura, Trujillo, siempre he ido donde mis primos Berastaín. Usted sabe que la madre es la que manda al final, y ella no va a cocinar como arequipeña, sino limeña. Pero me ponen pintor arequipeño.
¿Entonces se siente más limeño?
No tanto más limeño. No puedo decir, o sea todas las cosas que mi madre me ha enseñado, me ha aconsejado, me ha cuidado, me ha ayudado a pintar mientras ella bordaba o cocía. Todo ese bagaje cultural que uno recibe de la madre, es como negar lo de uno solo. No digo que por el lado de mi madre había más arte o menos arte, pero lo había.
¿Hace cuánto que no viene a Lima a ver a su familia?
Desde el 2000 que no voy. Tengo ganas de ir para viajar a Cajamarca. Yo he ido a pintar a Cajamarca pero sin pasar por Lima una vez, fui en avión porque quería ir rápido. Tengo ganas de ir a pintar a Piura. Cómo no voy a ir a Cajamarca, la tierra de Sabogal , el valle de Cajabamba, todas esas cosas que siempre digo este año lo voy a hacer, pero uno se pone a pintar una acuarela y se demora días de días de días, está contemplando, pintando, quitando y poniendo.
Pero ahora que empieza su nuevo año puede tratarse una meta…
El próximo año sí, ¡me voy a largar para el norte! Yo ni miro televisión ni compro periódicos ni revistas ni escucho radio ni nada, porque si miro una figurita de Carhuaz, por decirle, donde era pintor Teófilo Castillo, los nevados, ya quiero estar ahí. Uno se muere de ganas de ir allí. Si paso por el kiosco y de repente veo una foto que hay problemas, Cajamarca, Huanta, el nombre nomás. Me han hospedado ahí amigos, pintores, ¡yo quiero estar ahí! Creo que este año voy a ir. No puedo salir del Perú. Tengo ganas aquí. Huancavelica, Ayacucho, que tampoco he ido este año.
¿Y la selva no le llama?
He pintado ya, en una época. Cuando estaba en Paititi estuve haciendo dibujos, pinté cosas, personas, pero el clima y la salud, las enfermedades que ni quiero hablar de eso.
¿Cómo está su salud?
Bastante fregada. Pero hay gente que está en peores condiciones. Siempre hay que agradecer. Debemos tantas cosas, yo no uso la inteligencia, me llevo más por el instinto, por la ilusión. Pero tengo demasiada salud para todo lo que he caminado. Ojalá que le agrade a las personas lo que se ha recolectado en el camino.
Lo van a ver en esta muestra que inauguran en galería Moll…
Hay tantas personas por los pueblos que hay que pintarlas, tantos campesinos que están trabajando que creo que alguien los tiene que pintar; tantas niñitas que hay por ahí pobres, no en dinero, que necesitan que alguien las dibuje; hay tantas casas que se van a caer que necesitan un dibujante, porque de repente un alcalde las va a cambiar, las va a arrancar, va a hacer un edificio. Yo creo que hace falta muchos jóvenes, pero creo que ya no les gusta pintar estas cosas. Ojalá que haya alguien que siga pintando las gentes, a sus padres, a sus hijos, a la mujer que quieren, que pinten el cielo mientras siga azul. Uno se tiene que acabar, porque al final nadie queda. Mi padre decía “te vas a acabar pronto, porque tú has prendido la vela por los dos cabos”. Gracias a todos, prácticamente lo que yo solo he hecho ha sido garabatear y manchar los papeles…
EL DATO
La muestra “Acuarelas recientes 2012”, integrada por 12 obras (tres paisajes y nueve retratos), se inaugura hoy en Larco 1150, int. 13, Miraflores. Puede visitarse de lunes a sábado de 11 a.m. a 2 p.m. y de 3:30 p.m. a 8 p.m.
(Tomado de "El Comercio", de Lima) 

viernes, 7 de diciembre de 2012

8 DE DICIEMBRE DE 1987: EL DÍA MÁS TRISTE DE ALIANZA LIMA

Hace exactamente 25 años la historia del club Alianza Lima escribiría una de sus páginas más tristes, pues un avión Fokker de la Marina de Guerra del Perú -fletado especialmente para transportarlos- caería en el mar de Ventanilla con todo el equipo titular y su comando técnico luego de haber jugado el Pucallpa. Milagrosamente solo pudo salvarse el piloto y algunos cuerpos nunca fueron hallados. Dinisio Torres Moreyra gráfica magistralmente los últimos momentos de ese trágico vuelo y lo compartimos con ustedes culminando con nuestro pequeño homenaje al equipo blanquiazul.



jueves, 6 de diciembre de 2012

A 25 AÑOS DE LA TRAGEDIA DE ALIANZA LIMA (Cap. III)


Alfredo Tomasini y Carlos "Pacho" Bustamante, fueron otras dos de las jóvenes víctimas de la tragedia aliancista ocurrida hace 25 años y que enlutó no solo a la familia blanquiazul sino también a todos los peruanos. Conozcamos un poco más de estos desaparecidos futbolistas bajo la pluma de Edgardo Almora y los dibujos de Dionisio Torres, publicados en diciembre de 1988.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

A 25 AÑOS DE LA TRAGEDIA DE ALIANZA LIMA (Cap. II)


Continuando con nuestro compromiso de recordar los 25 años de la tragedia de Alianza Lima, les ofrecemos 2 tiras de historietas más aparecidas en las páginas centrales de "Extra" en diciembre de 1988 y que fueron ilustradas magistralmente por Dionisio Torres.

martes, 4 de diciembre de 2012

A 25 AÑOS DE LA TRAGEDIA DE ALIANZA LIMA (Cap. I)

El 8 de diciembre de 1987, un avión Fokker de la Marina de Guerra del Perú cayó al mar de Ventanilla con el equipo completo de Alianza Lima cuando retornaban a Lima luego de haber jugado en Pucallpa. Una tristeza profunda y prolongada invadió a todo el país. En el accidente perdieron la vida un total de 43 personas, 16 integrantes del equipo, 6 miembros del cuerpo técnico, 4 auxiliares, 8 miembros de la barra, 3 árbitros y 6 tripulantes. La noticia del accidente dio la vuelta al mundo y muchos se solidarizaron.
Fiel a su inolvidable estilo periodístico, "Extra" realiza una cobertura muy extensa y bastante documentada sobre la tragedia, en donde sobresalieron ampliamente  los impactantes dibujos del gran Dionisio Torres Moreyra, su dibujante estrella por aquellos años.
El 29 de noviembre de 1988, estando ad portas de cumplirse un año de la fatal caída, "Extra" inicia también la publicación de algunas historietas en formato de "tiras" con la semblanza de algunos de los miembros más representativos del equipo. Edgardo Almora fue el autor de los textos y  Dionisio, su ilustrador. Fueron 7 cápitulos y los compartiremos en partes con todos nuestros amigos de RINCÓN DEL DIBUJANTE y con todos los hinchas del equipo blanquiazul...

 

sábado, 1 de diciembre de 2012

DIARIO 16 RECUERDA A JULIO POLAR

¡Adiós, Julito Polar!

Por: Cecilia Podest / Diario 16

Julio Polar (1945-2012)
La barra y las mesas detrás de él, cubiertas por sus acostumbrados manteles percudidos de cuadros rojos y blancos delatan el lugar. Pronto su tono de voz y la manera en la que marca los ojos o la frente después de cada frase lo delatan a él. Es Julio Polar dando una entrevista a Alberto Escalante en el Superva, en enero de 2008, solo poco después de que Juan Ramírez Ruiz, gran amigo suyo y con quien fundó el movimiento literario Hora Zero, desapareciera. (Video en internet) 

En esta charla es imposible dejar de hablar de un poema en especial, uno con nombre propio que pertenece  a “Un par de vueltas por la realidad”, primer libro de Ramírez Ruiz publicado en 1971, y en el que retrató para siempre a un hombre calcinado por sus pasiones y las noches de Lima, un transeúnte más en medio de La Colmena, pero que a diferencia de todos los demás en el mundo, podía  arañar la tosquedad de las avenidas sucias y cada vez más hirientes, con las uñas, con la rabia, con la carcajada y el llanto,  buscando sus propios ojos, sus piernas, sus brazos, incluso a una mujer llamada Ivón, como rascándose la vida o dentro de un morral lleno de papeles o poemas arrugados.

“Pero fue allí cuando amó, así, de golpe/ a Ivón/ y daba sus paseos por la playa del Callao, por la Costanera/ asegurando, prometiendo, defendiéndose, y mientras las telarañas envolvían al mundo,  decidió ponerse afuera y vigilar”. Dice el poema de Ramírez Ruiz.

Ese personaje tosco que tocaba el amor de las maneras más dolorosas en uno de los poemas más tristes y bellos de Juan Ramírez Ruiz, era Julio Polar, poeta, caricaturista, amigo e incendiario maravilloso, además de corrector de este diario, y confesor de todos los redactores. “Conozco a Julio Polar/De la mañana a la noche de Lima, en una calle (.…) ÉL, que era puntual a la gran unidad donde comenzó a escribir, poemas que amaba y guardaba en un cajón despintado, pero después cajón y papeles fueron quemados por su madre, (¡sin saberlo!) y él que lo sabía decía con el llanto sobre la mesa una noche de los mil demonios en un café de la Colmena a 500 metros de su casa” dicen los versos del poema, quizá nombrando poco a poco “Algo para alguien, libro de catorce poemas y ocho cuentos próximo a editarse”, libro que quedó para siempre inédito, quemado por su madre y recordado con amargura, con dolor, con la frustración de los amores destruidos y traspapelados.  

“Soy yo. Sí, todo lo que dice ahí es cierto. Juan puso comas, puntos, un poco de su propia desesperación, pero no hizo más que copiar lo que yo era en esos días, todo es cierto… ah la Colmena, la unidad vecinal, mi madre y mi hermana, San Marcos, la poesía de Ungaretti, ¡tienes que amar a Ungaretti! Juan lo puso todo, ¿sabes? el hospital, los médicos, mis poemas perdidos, Led Zeppelin y Palermo…” Esa fue su respuesta cuando lo descubrí en su oficina corrigiendo textos y le pregunté, ¿eres Julio Polar, el personaje de Ramírez Ruiz?

Una operación, el corazón, su voz en el teléfono tan distinta a la que usaba para gritar en contra de lo que sea que le molestara. Julio Polar ha muerto junto a lo intangible de sus poemas inéditos, a sus novelas inconclusas, a sus cuentos quemados, pero sobre todo junto a su recuerdo más dulce. La última vez que conversamos me dijo “…me voy con ella, con Fabiola, que mueve las cosas en mi casa, que me dejó hace tantos años, Fabiolita, que murió tan jovencita y me deja papeles con mensajes... Era tan bella. Así la recuerdo y así la voy a encontrar, no se preocupen por mí, que ella me está esperando y con ella me voy a quedar cuando me muera”. Y con ella sabemos que estás, Julito, hasta siempre.  

EL DATO
Julio Polar publicó sus únicos poemas en Palabras Urgentes, el primer Manifiesto de Hora Zero, sin volver a publicar nada más.  Fue maestro propulsor de la historieta peruana y editor de la revista de historieta "BUUUM", publicó en diferentes diarios de Lima 
(Publicado en Diario 16 / sábado 1 de diciembre del 2012)

Julito Polar, un metro y medio de pura ternura

Por: Sengo Pérez

Más que de un amigo, escribo de una enorme persona que por divina o terrenal casualidad, quise y me quiso, es decir, fue mi amigo, pero esto es secundario; era amigo de muchos. Imposible era no quererlo.

Acevedo, ¿?, Julio, Polar
Se abrigaba a más no poder  y con su barba y pelo largo en un cuerpo de metro y medio parecía una mezcla de duende y Papá Noel con ropaje humilde, asomaba la sonrisa por la puerta del boliche y ahí siempre lo esperaba una copita de pisco para combatir al frío inexistente. “Es que hace frío”, decía.  “Sí, un frío polar, solo tuyo”, respondía yo, y le explotaba la risa.

Incorruptible, indomable, inconformista y hasta deliciosamente insoportable a veces. Discutir por bobadas para después reconciliarnos, nos hacía disfrutar inmensamente del abrazo que sellaba el rencuentro. Es que nada era banal en él y estar incomunicados era perderse de aprender algo.

Queda en el aire la idea de llevarlo a vivir al rancho que sueño construir mirando el Atlántico en algún lugar de Rocha, en Uruguay. Lo entusiasmaba la idea de aislarse de un mundo que no pudo cambiar. Allá quería estar, lejos de la gente y las malas noticias, para sufrir menos y  estar más cerca del Pepe Mujica, a quien admiraba. Hacer ese rancho ahora se convierte en una promesa impostergable y sé que su cara en papel fotográfico engalanará alguna de las paredes para recordarme el inmenso honor de haberlo conocido.

 Este Duende –Papá Noel nunca llegaba con regalos, el era un regalo

Fue un privilegio haberte conocido


“Una señora me acaba de decir que deje todo en manos de Dios. Ni loco hago eso porque ese huevón la para cagando”. Con ese extraordinario comentario me recibió Julito el último jueves en la habitación 420 del Incor.

Ya no tenía barba, tenía poco pelo, estaba muy delgado, estaba cansado, pero era él, y lo único que yo quería era reírme a carcajadas como lo hacíamos siempre en el periódico. Y lo hicimos. A pesar de que a él le costaba reírse por la gravedad de su enfermedad, nos dimos el gusto.

Nos reímos de todo. De la vida, de la muerte, del periodismo, de los periodistas, de él, de mí, de la religión, de Dios, de los políticos, del dinero, de la soledad, de las personas que nos rodean.

Y así como nos reímos también nos indignamos. Porque nuestra amistad, desde que lo conocí hace un año y medio, era eso: compartir risas e indignación.

Julio en celebración del primer año de Diario 16

Quijano, Chermán, Polar y Amadeo Gonzáles
A sus 67 años todavía le jodían los corruptos, los periodistas mermeleros (se enorgullecía que en diario16 no los hubiera); despreciaba este sistema que premia la deshonestidad y castiga a los honestos. Y él era honesto. Era decente, tenía principios. Y eso no se encuentra así nomás. Julito era rebelde, contestatario y libre. Desprendido, amoroso, inteligente, con un espectacular sentido del humor. Julito era lo que yo quiero ser.

Echado en su cama del Incor, le entregué una breve carta donde le decía que lo respetaba por todo lo anterior. La leyó conmigo y me agradeció. Pero me agradeció porque la carta le causó risa. Porque además de decirle lo que pensaba de él, también quería hacerlo reír como él lo hizo conmigo desde que lo conocí.

Antes de que lo lleven a la sala de operaciones le dije: “Julito, quiero una foto contigo”. Lo abracé y nos tomamos dos. Lo que no le dije fue que quería esa foto con él para no olvidarme nunca de quién soy. Y también para tener presente cada vez que vea esa foto que el periodismo es decencia, que el periodismo es defender las causas justas y no arrodillarse ante el poder. Eso me enseñó Julito, el gran Julito.  
  
DIEGO HERNÁNDEZ

jueves, 29 de noviembre de 2012

EL VOLEY PERUANO ILUSTRADO POR DIONISIO

En octubre de 1988, el diario "Extra" inicia la publicación de la historieta "La vida de Man Bok Park", ilustrada magistralmente por Dionisio Torres. Fueron en total 12 capítulos que aparecieron en sus páginas centrales interdiariamente. Perú había obtenido la medalla de plata en los juegos Olímpicos de Seúl 88 y nuestras bravas matadoras nos hicieron transnochar en muchas oportunidades para poder disfrutar con sus triunfos.
24 años después, una nueva generación empieza a retomar la senda del triunfo y nos hace soñar nuevamente. Ojalá volvamos celebrar. Ojalá volvamos a obtener nuevas medalla y trofeos. Ojalá volvamos a ver nuevamente en algún diario capitalino los sorprendentes e inolvidables dibujos de Dionisio Torres...Ojalá!





jueves, 22 de noviembre de 2012

DIVITO Y SUS CHICAS EN EL RECUERDO...


Nacido un 16 de julio de 1914 en Argentina, José Antonio Guillermo Divito o simplemente DIVITO para todo el mundo, fue un dibujante, humorista, caricaturista, historietista y editor que, a través de sus ilustraciones e historietas, marcó un hito en el humor gráfico argentino y mundial entre los años 1940 y 1960. Fue el creador y director de la revista Rico Tipo y de un sinnúmero de personajes como Falluteli, Fulmine, Gracielita, El Abuelo, El Otro Yo del Dr. Merengue, entre otros. Su revista alcanzó tal éxito y popularidad que llegó a imponer la moda en la capital gaucha en aquella época. Todas las mujeres querían parecerse a las Chicas de Divito, que frecuentemente aparecían en las portadas de la revista. Pero también muchos hombres adoptaban los vestuarios de sus personajes: trajes cruzados con chaquetas muy largas y con muchos botones
Falleció en un accidente automovilístico en Brasil el 5 de julio de 1969 a los 55 años y con él no sólo se fue un gran dibujante sino también un gran creador de la belleza femenina latinoamericana y de la moda en aquellos años. Su temprana desaparición tuvo mucha resonancia en la prensa argentina y mundial, como la aparecida en el suplemento "Estampa" del diario "Expreso" el domingo 13 de julio de 1969 y que compartimos con ustedes.










jueves, 15 de noviembre de 2012

FRANCISCO VÍLCHEZ, DIBUJANTE DE "ESCOLAR"


Francisco Vílchez (1960)
Uno de los suplementos más útiles, queridos y recordados por muchas generaciones es sin ninguna duda "Escolar", el semanario educativo del diario "Expreso" que apareció por primera vez en junio de 1966 y que se publicaba los días martes -aunque a inicios de los 70 también salía los viernes- y que fue el referente para la aparición de muchos otros suplementos culturales, tales como "Jaimito", "Danielito", "La Crónica del Saber", "Estudiante", "El Profe", etc. Es bueno mencionar que uno de los factores que hicieron que "Escolar" sea el semanario -de ese tipo- de mayor vigencia en el Perú fueron sus muy didácticas, impactanes y enormes ilustraciones. Enrique Bartra, Pablo Marcos, Gonzalo Mayo, Ricardo Villamonte, Oscar López Aliaga, Juan Osorio, Hernán Bartra, Willy Zevallos, Dioniso Torres, Alejandro Alemán, José Málaga y Julio Barreto, entre otros, son quizás los dibujantes más recordados por la gran mayoría de colegiales y coleccionistas, pero hubieron muchos otros que plasmaron su arte en este recordado suplemento.
En abril de 1982, "Escolar" reparecía en "Expreso" -luego de haber estado casí cuatro años fuera de circulación- bajo la dirección de Juan Osorio y Hernán Bartra (Estudios Osito-Monky), y fieles a su costumbre, ambos directores invitaron a nuevos talentos para "probarse" y tentar la posibilidad de trabajar con ellos, siendo Vílchez  uno de los elegidos.
Francisco Vílchez Cotrina (Cajamarca, 1960), dejó su terruño en 1868 para venir a Lima con todo su familia, asentándose en un barrio del populoso distrito de Breña. Su pasión por el arte lo llevó a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes pero luego de colmar todas sus expectativas artísticas decide postular a La Católica para sumergirse en el arte abstracto, el arte conceptual y experimentar con distintas técnicas, siendo el peruano Gerardo Chávez uno de los pintores más influyentes en sus inicios. El color rojo fue característico en sus primeros trabajos pero luego daría rienda a su enorme talento e imaginación empleando las más diversas gamas de colores en todas sus obras.
A inicios de los 80 colabora como dibujante en la Editorial "Bruño" e ilustra muchos cancioneros con la música de moda firmando como "Frank Vil", y al igual que los fanzines realiza todo el trabajo manualmente, desde el titular, las letras de las canciones, los avisos, el diseño y -obviamente- los dibujos. Vivía relativamente cerca de las oficinas de los creadores de "Chepar" y "Manyute" y por ello no le fue muy difícil enterarse de su convocatoria donde fue muy bien recibido.
Desde un inicio demostró ser un buen ilustrador y un disciplinado "alumno" del estilo de Osorio y Bartra, motivo por el cual fue el encargado de realizar las ilustraciones de sus portadas y de su doble página central. Sus líneas gruesas, "con volumén", ondulantes, limpias y precisas fueron características en todos sus trabajos, aunque en algunos casos las mismas "endurecían" muchos de sus dibujos.
 Si bien la etapa de Vílchez en "Escolar"es de grata recordación, la misma fue bastante corta y en etapas, pues estaba plenamente decidido a consolidar su carrera como pintor, su gran pasión, la misma que ha permitido realizar ocho muestras individuales y varias participaciones en muestras colectivas en nuestro país y el extranjero. Fue premiado por la Southern Perú como ganador del concurso "500 años del Descubrimiento de América" y "Pasión por el Rojo" de Johnnie Walker. También ha realizado exposiciones en Panamá, Alemania y Costa Rica.
Fue colaborador del suplemento "Somos" de "El Comercio" y entre sus últimos trabajos como dibujante destacan los realizados para "Crónicas de la Ciudad", series de corte policial que publicó el decano en el 2003 y en donde ilustra los casos de Mario Poggi y "Calígula".
 
 




















"El ensayo maturino" (Oleo, 1988)

Autoretrato (Oleo, 1988)