Estando ad portas de la inauguración del "Seminario sobre caricatura y libertad
de expresión" -que se llevará a cabo del 25 al 28 del mes en curso- llega a Lima Plantu, uno de los más populares e importantes caricaturistas políticos de Francia y Europa, quien desarollará diversas actividades junto a nuestros conocidos Carlín y Juan Acevedo.
El diario "La República" de Lima, uno de los auspiciadores de este evento, publicó una interesante entrevista al artista galo, la misma que reproducimos integramente porque -estamos seguros- será de mucho interés para los seguidores del RINCÓN DEL DIBUJANTE.
Plantu. El gran caricaturista del diario Le Monde
estará entre nosotros en una seminario sobre caricatura y libertad de
expresión. Aquí narra sus inicios y su arte de dibujar
Pedro Escribano
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De Paris a Lima: Plantu |
Lápiz afilado. Tiene la certeza cotidiana de graficar el momento
político que vive Francia o la comunidad internacional. Jean
Plantureaux, más conocido como Plantu, el gran caricaturista de Le
Monde, el próximo lunes estará en Lima. Sí, ese dibujante que un día fue
capaz de hacer dibujar y firmar en un mismo papel en sentido de paz al
líder palestino Yasser Arafat y al ministro israelí Shimon Peres, será
el gran animador del “Seminario Internacional de Caricatura y Libertad
de Expresión” que auspicia La República. Aquí una entrevista con el
apoyo de traducción de la embajada de Francia en Lima.
¿Dejó sus estudios de medicina porque creyó en eso de que la mejor terapia es la risa?
No, interrumpí los estudios de medicina porque no tenía buenos
resultados y que me botaron después de dos años. Fue solamente después
que empecé a pensar en lo que era un dibujo y lo que era un dibujante de
prensa. Me hubiera gustado dejar medicina diciendo tengo un proyecto
pedagógico, pero no fue así.
¿Su familia lo apoyó o ella pensaba que la oveja dejó el redil?
La segunda afirmación. Me acuerdo de la pelea con mi padre que no
podía creer que dejaba mis estudios de medicina y que además me
atreviera a ir a una escuela de historietas en Bruselas. No lo podía
creer que yo quisiera ser un dibujante dejando de lado un trabajo
“serio”. Mi padre era funcionario de la Sociedad Nacional de las Redes
Ferroviarias. Pensaba que también yo debía ser funcionario. Cuando me
vio orientarme al dibujo se desesperó. Mi madre también. Luego de la
primera entrevista que me hicieron por dibujante dos años más tarde,
empezaron a tranquilizarse y estaban muy orgullosos. Cuando se dieron
cuenta de que tenía un sueldo más o menos fijo, se quedaron tranquilos.
¿Cuándo descubrió que el dibujo era su mejor lenguaje?
No lo formulé. De pequeño no sabía hablar, me expresaba a través del
dibujo, pero sin formular la frase “no sé hablar así que me voy a
expresar a través del dibujo”. Cuando empecé a hacer dibujos de prensa
me di cuenta que conseguía transformar todas mis frustraciones en
dibujos y me permitía tranquilizarme. Porque es cierto, el dibujo de
prensa es un buen instrumento para hacer el bien donde duele.
¿Qué le llevó apuntar hacia la política?
Mi madre era muy rebelde en política. Mi padre votaba a la derecha,
ella a la izquierda. Creo que me nutrí de esa confrontación. Mi abuelo
materno había participado en las grandes huelgas de 1936, así que las
ideas de izquierda estaban muy presentes en las conversaciones con mi
madre. Por lo tanto fue de manera espontánea que adopté los valores de
Charlie hebdo, semanario satírico que leí desde adolescente y que tenía
dibujantes como Camus, Vinsky, Sinet entre otros, que me fascinaban... Y
como también estaba enamorado de los dibujos de Tintin, pienso que he
tomado el lado “tranquilo” del trazo de Hervé con la parte impertinente
de Charlie hebdo. Por un lado, tranquilo y por el otro, impertinente. Lo
mío conjuga estas dos vocaciones.
¿Qué son los políticos para los caricaturistas políticos? ¿Víctimas o colaboradores?
Ciertamente no son colaboradores. Víctimas tampoco. Son clientes y
“clichés”. Realizar un dibujo quiere decir no articular ni verbos ni
artículos, pero sí articular imágenes a partir de una frase editorial
que sentimos cuando tenemos una opinión. Para nosotros, los dibujantes,
seamos franceses o peruanos, traducimos esas opiniones en imágenes.
Nuestro verdadero idioma no es el español, el inglés o el francés, es la
imagen.
¿El humor gráfico político por naturaleza es justiciero?
Sí, hay un poco de “El Zorro” en el dibujo de prensa. Pero se trata
de un Zorro detrás de un tablero de dibujo. Pero siempre la caricatura
hace bien donde duele. Pienso que podemos utilizar la palabra venganza,
pero una venganza que no es violenta, aunque la carga puede ser muy dura
en la imagen impresa. Pero, efectivamente, el dibujante por donde vaya
-Perú, Colombia, Europa-, es el verdadero portavoz de las poblaciones.
Traduce las vocaciones políticas del pueblo. El dibujante tiene una
responsabilidad ya que tiene que saber conjugar esta pasión y conocer
los límites. Hay momentos en los cuales hay que hacer el balance entre
lo que uno siente y lo que dice el pueblo, lo que se siente
personalmente y lo que quisiéramos ver impreso.
¿Por ello, para reflexionar sobre ellos, crearon Cartooning for Peace?
Kofi Annan era en esa época Secretario General de la ONU. Propusimos
una escala de lectura a los dibujantes que hacen lo que quieren y les
proponemos reflexionar de otra manera acerca de la responsabilidad
editorial de sus imágenes. A raíz de que los dibujantes daneses fueron
víctimas de las fatwas musulmanas en el 2006, hemos propuesto
reflexionar sobre la pertinencia de nuestros dibujos. Cartooning for
Peace propone no bajar la guardia, de jugar con la línea roja sin jamás
humillar al creyente. Sin embargo, criticar la intolerancia de las tres
grandes religiones es nuestro trabajo y, repito, sin humillar a los
creyentes.
¿Nunca ha sido perseguido o censurado por su trabajo?
Perseguido no, censurado sí, como todo el mundo. El dibujante es un
artista y su trabajo consiste también en torear lo prohibido.
La caricatura es un arma, ¿pero alguna vez un trabajo suyo reunió, en sentido de paz, la firma Arafat con la de Shimon Peres?
Sí, pasó en el 1991, en Túnez. Arafat quería verme. A él, que no
era capaz de reconocer el Estado de Israel, le di unos plumones. Con el
azul, Arafat dibujó la estrella de David, de la bandera de Israel,
dibujó igualmente la bandera palestina y firmó un acuerdo gráfico en el
91. Lo que no era capaz de expresarlo con la boca, lo expresó con los
colores y el dibujo. Llevado por esta victoria, me precipité a Jerusalén
e hice terminar el dibujo a Shimon Peres, que era en esa época el
ministro de asuntos extranjeros de Israel. Este dibujo lo pueden ver en
mi sitio web plantu.net, es el primer documento donde están las firmas
del líder de la OLP, Yasser Arafat y del líder de la diplomacia de
Israel, Shimon Peres. Este dibujo, imagino, estará un día en un museo
entre Jerusalén Este y Jerusalén Oeste.
Vayamos al oficio, ¿cómo le nace una caricatura?
Nace exactamente igual que en la cabeza de un peruano. El dibujante,
independientemente de su nacionalidad, tiene el mismo método. Se nutre
de lo que lee, ve en la televisión, de conversaciones que tiene con los
periodistas, que son nuestros verdaderos profesores. Luego uno se
encuentra solo frente a su tablero de dibujo e intenta traducir todo
esto a su primera lengua, que es la imagen. Una imagen que sea entendida
en 3 segundos. Esa es la verdadera fuerza del dibujante de prensa.
¿Con qué dibuja, con lápiz o en computadora?
Me peleo mucho para hacer el dibujo en un pedazo de papel y luego lo
escaneo. Para mí es importante no dejarme invadir por la computadora.
Uso mucho lápices y borradores. Solo después utilizo el fotoshop.
¿Qué significa el ratón que siempre aparece en sus dibujos?
El ratón es de la época cuando tenía problemas, hace 20 años, con una
directora que había botado a dos dibujantes del Le Monde. Me había
peleado con ella mediante cartas intercambiadas. Como las cartas eran
muy violentas, había puesto ratoncitos para apaciguarla un poco. Luego
empecé a poner ratoncitos en mis dibujos y terminaron estando en portada
del periódico y los editores entendieron que había un problema. Saqué
el ratoncito de mis dibujos y muchos lectores me escribieron por el
regreso del ratoncito. Es así como el ratoncito tuvo una segunda vida,
es un poco el amigo cotidiano de los lectores de Le Monde.
Aquí Juan Acevedo tiene un Cuy, personaje de historieta.
Sí estoy al tanto del Cuy. Es más, ya empecé a contar la historia de
este pequeño cuy que es adorable y que también permite llamar la
atención de los jóvenes. Gracias a estos personajes los jóvenes se
interesan en la política.
Seguro siempre anda divertido, ¿se pone serio cuando no ocurre nada en la política?
(Risas) No me pregunto eso. Estoy tan habitado por la imagen que
hasta cuando no estoy haciendo política, siempre pienso en el dibujo.
Tengo un verdadero problema, por ejemplo, cuando una periodista muy
bonita me entrevista, no tiene idea qué punto me es difícil contestarle.
La miro cómo es, de qué está hecha y, finalmente, me olvido de sus
preguntas. Hago trampas para que me vuelva a preguntar, pero no sabe que
durante 10 minutos le he contestado cualquier cosa porque en realidad
solo pensaba en el dibujo que hubiera podido hacer de ella.
“Debemos dialogar de cultura a cultura, de pueblo a pueblo”
-¿Por qué alguna vez se llamó caricaturista tercermundista?
- Cuando empecé a hacer dibujos, trabajé mucho con el Mundo
diplomatico que empezó a tener difusion en España y luego en México.
Gracias a su director, Claude Julien, me di cuenta que el dibujo podía
permitir entender mejor lo que pasaba en el tercer mundo. Me han tratado
muchas veces de tercermundista como si fuera un insulto. Al contrario,
siempre he sido muy orgulloso de esta apelativo porque pienso que a
Europa le iría mejor si empezara a mejor entender el Tercer Mundo. Por
ejemplo, el 11 de setiembre revelo una cosa, que había mucha
intolerancia. Pero también me di cuenta que hay una frustacion entre el
mundo occidental y el musulmán. Pienso que nuestra mirada de europeo se
enriquecería si intentáramos en entender las culturas del hemisferio
sur. Nos toca a los europeos, y a americanos en tender una mano para
entendernos mejor. Es la razón por la cual tejo lazos estrechos con los
dibujantes de la prensa para crear el lenguaje, puentes construidos con
lápices que permitan dialogar de cultura a cultura, de pueblo a pueblo.
Datos
EL DIBUJANTE. Jean Plantureux es el nombre real de
Plantu, el gran caricaturista francés. Nació en París en 1951. Si bien
es cierto que empezó a estudiar medicina, los abandonó para dedicarse a
estudiar dibujo en una escuela de Bruselas. El 1 de octubre de 1972 el
diario Le Monde publica su primer dibujo sobre la guerra de Vietnam.
SEMINARIO. El seminario sobre caricatura y libertad
de expresión se realizará en el C.C. de Bellas Artes, C.C. Garcilaso y
Biblioteca Pública de Lima. Organizan Embajada de Francia, La República,
Cartooning for Peace, Municipalidad de Lima y Escuela de Bellas Artes.